La situación con la DANA ha sido trágica, pero en estos momentos de crisis podemos ver la solidaridad y empatía de las personas unidas con un mismo objetivo, ayudar a Valencia. Hoy tenemos la oportunidad de conocer a Cristina Barreira, alumna de bachillerato, quien decidió poner en práctica estos valores participando como voluntaria en las zonas afectadas.



¿Qué te motivó a participar como voluntaria tras la DANA?
Lo que más me motivó fue tener la posibilidad real de hacer algo útil tras ver en las redes sociales vídeos e imágenes impactantes de la situación en Valencia. Sentía que no podía quedarme sin hacer nada, sabiendo que había personas que lo estaban pasando tan mal.
Además, me conmovió el ver como otros voluntarios estaban dedicando su tiempo y esfuerzo, y pensé que yo también podía contribuir, aunque fuera con algo pequeño. Sentí que era mi responsabilidad poner en práctica los valores que siempre me han enseñado, como la solidaridad y el compromiso con los demás.
¿Cómo fue tu experiencia en las zonas afectadas?
La experiencia fue muy intensa. Por un lado, fue física y emocionalmente agotadora, porque había muchísimo trabajo por hacer y el entorno seguía siendo muy desolador. Por otro lado, fue también muy enriquecedora, porque sentí que formaba parte de algo más grande, que mi pequeño esfuerzo contribuía a aliviar un poco el sufrimiento de esas personas. Aunque trabajé con mucha ilusión, me costó despedirme porque sabía que aún quedaba mucho por hacer. La situación de la gente afectada me dejó pensando en cómo nosotros, desde fuera, a menudo no somos del todo conscientes de lo dura que es la realidad para ellos.
¿Qué tipo de actividades realizaste como voluntaria? ¿Te sentiste preparada para ellas?
Principalmente, nos dedicamos a recoger barro y lodo de las calles y a limpiar algunas zonas afectadas. Cuando llegué, ya habían pasado varias semanas desde las inundaciones, así que las casas estaban algo más despejadas, aunque seguían completamente dañadas. Nos organizamos en pequeños equipos para usar palas, cubos y escobas para quitar el barro acumulado en las calles. Aunque no sabía muy bien qué esperar al principio, me sentí útil rápidamente, porque la gente me guiaba y todos trabajábamos juntos. Me di cuenta de que no hace falta ser un experto para ayudar, solo tener ganas y estar dispuesto a colaborar.
¿Cómo reaccionaron las personas afectadas con la ayuda de los voluntarios?
Las personas afectadas fueron increíblemente amables y agradecidas. Muchas de ellas se emocionaban al vernos llegar, y hasta nos aplaudían desde sus balcones o ventanas. Había carteles con mensajes de agradecimiento que nos animaban a seguir trabajando, porque te recordaban que, aunque el trabajo pareciera pequeño, significaba mucho para ellos. Su gratitud era tan genuina que incluso en los momentos más difíciles nos daba fuerzas para continuar.
¿Cuál fue el momento más difícil para ti?
El momento más complicado fue a mitad de la tarde. Llevaba varias horas trabajando y el cansancio físico empezó a pasarme factura. Me dolían los brazos, las piernas, y me sentía totalmente agotada. En ese momento, también reflexioné sobre lo injusto que era que muchas personas que vivían allí llevaban semanas trabajando sin parar en esas condiciones. Esa mezcla de frustración y cansancio me afectó bastante, pero también me motivó a seguir esforzándome, sabiendo que podía marcar una pequeña diferencia en ese día.
¿Y el momento más gratificante?
Sin duda, el momento más gratificante fue cuando miré atrás y vi la calle en la que habíamos estado trabajando completamente limpia. Era increíble pensar que, gracias al esfuerzo colectivo, ese espacio volvía a ser habitable poco a poco. También fue muy bonito ver cómo las personas que vivían allí nos agradecían con palabras, sonrisas o incluso pequeños gestos. Fue un recordatorio de que, aunque el trabajo sea duro, tiene un impacto real en la vida de las personas.
¿Qué mensaje le darías a otros jóvenes sobre el voluntariado y si lo recomiendas?
Yo recomiendo mucho hacer voluntariados, ya que la sensación que se te queda es de gratitud por lo que tienes y gratitud de haber podido ayudar a quienes más lo necesitan, además ellos lo agradecen mucho y tú te sientes mejor